Datos de contacto
Las superficies de acabados de los objetos se perciben de diferentes maneras: el color, la textura, el brillo y las tonalidades, contribuyen a crear una impresión u otra totalmente distinta para los sentidos: al mirar o tocar una superficie. Esta variación es lo que le confiere carácter a un objeto.
En el caso del aluminio, es un material que nos ofrece posibilidades ilimitadas al tratarse de una materia prima que es muy maleable y acepta los tratamientos externos para mejoras. Por ejemplo, gracias a la extrusión es posible crear complejas formas que con otros materiales o procesos son difíciles de conseguir.
En cuanto a los tratamientos, los más comunes son:
El aluminio en su contacto directo con el aire forma una capa de óxido sobre la superficie, a modo de protección natural contra la corrosión. Si queremos que esta capa sea de mayor grosor para asegurar una protección total, se somete al aluminio al proceso de anodizado, que implica la oxidación electrolítica del perfil para modificar sus propiedades químicas y físicas formando una capa de óxido integrado con el aluminio y con una muy buena adherencia.
El lacado de los perfiles de aluminio es el método más empleado para obtener una amplia gama de colores, al tiempo que se consigue una mayor resistencia a la corrosión, a los rayos UVA y al desgaste.
Si queremos que nuestros perfiles de aluminio tengan un acabado liso con brillo similar al espejo, se somete al aluminio al proceso de cromado. Como valor adicional, podemos decir que se obtiene una mayor dureza y protección del aluminio de la corrosión
Los tratamientos superficiales mecánicos que principalmente sirven para mejorar la calidad superficial de los perfiles dotándolo de una superficie más lisa, suave y brillante y se combinan con otros tratamientos superficiales como es el anodizado