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Sin duda alguna, son los metales más versátiles en muchas industrias. Aunque presentan muchas propiedades comunes, también podemos encontrar ventajas de uno sobre el otro.
Ambos pueden ser derretidos, fundidos, formados y mecanizados en diversas formas. Si bien tanto el acero como el aluminio son 100% reciclables, este último no es tóxico, de ahí que se utilice para el envasado de alimentos.
El aluminio genera una capa natural que lo hace resistente a la corrosión. Además, es un buen conductor del calor y de la electricidad y mucho más ligero que el acero.
Por otro lado, dado que el aluminio es un metal no magnético, no es afectado por los campos magnéticos, algo que sí ocurre con el acero.
Fuente: eHow.